sábado, 12 de octubre de 2013

UN RUISEÑOR AZUL

Javier Torres       
        Un grupo de internos, parados frente a la cristalera del espacioso salón de un psiquiátrico, aguardan la llegada al jardín de un ruiseñor azul. El pacífico paciente, que dice proceder de otro planeta, promete demostrar su origen con esta peculiar predicción. No desvelaré si el oscarizado Kevin Spacey, Prot en la película K-PAX (2001) de Iain Softley, consigue su propósito. Lo que se puede decir es que en el momento del estreno de la cinta, a este pajarito azul aún le faltaban cinco años para nacimiento del boom en el que se ha convertido hoy Twitter.
 
        ¿Por qué hablar de Twitter es hacerlo de una revolución en comunicación y más concretamente en periodismo? Pues bien, un estudio de una universidad madrileña afirma que el 95% de los periodistas lo utiliza para distribuir noticias. La clave de esta elección por el pajarito azul, según el mismo estudio, se encuentra en la rapidez y variedad; además del feedback que facilita y el altavoz que supone para algunas minorías. A esos 140 caracteres que permite escribir Twitter, se le atribuyen una infinidad de bondades: ser una fuente inagotable de ideas para reportajes, la llave para hacer contactos o el escaparate en el que promocionarse, entre otras muchas, según afirma re-visto.
 
        Parece que el vuelo del pájaro azul sigue una ascensión imparable. Tal es así que él en sí mismo es medio y fin. «Twitter está de moda y es noticia», afirma Amparo López Meri, profesora de Comunicación en la Universidad Jaume I. Claro que no todo en él son luces. Muchos especialistas advierten del problema de contrastación que descansa tras el aluvión de información que emana de Twitter. Aún con ello, «un periodista que no quiera estar en Twitter es como el que hace 10 años no quería tener móvil para no estar localizado», apunta Nacho Escolar, director de eldiario.es.

Experimento
 
        A modo de encuesta experimental, escribí en mis redes sociales: «Agradecería tu testimonio sobre cómo te ha cambiado la vida 'esto'». No desvelaré su identidad por respeto, pero más allá del ejercicio periodístico, la respuesta desde el prisma humano fue rotunda: «Me permite denunciar en muchos casos las injusticias normales de la vida»; «Ha significado reencontrarme con gente de la que no pensaba volver a ver»; «Acabé comiendo en casa de Mario Conde y la experiencia fue de lo más gratificante». 

        De las muchísimas respuestas que recibí, me quedo con la siguiente: «Imagina que vives en un pueblo de mentalidades cerradas (...) y un día descubres que puedes comunicar, expresar, reír, llorar. En definitiva, que desde tu silla puedes 'vibrar'». Y vibrando me di cuenta de que todo ello es una metáfora en sí misma. Twitter significa gorjeo, que es la vibración que produce la voz en la garganta, según la Academia.
 
        Finalmente, y después de haber visto cómo Twitter ha cambiado la forma de hacer periodismo, de contar lo que ocurre en este 'loco mundo', y más importante aún, la de relacionarnos, a mi memoria viene Enrique Heine cuando dijo: «La verdadera locura quizá no es otra cosa que la sabiduría misma que, cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente resolución de volverse loca».
 
        Con ello, comprendo finalmente la excitación de los visionarios internos del siquiátrico gritando al unísono: ¡UN RUISEÑOR AZUL! ¡ES UN RUISEÑOR AZUL!

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