Un grupo de internos, parados frente a la cristalera del espacioso
salón de un psiquiátrico, aguardan la llegada al jardín de un ruiseñor azul. El
pacífico paciente, que dice proceder de otro planeta, promete demostrar su origen con
esta peculiar predicción. No desvelaré si el oscarizado Kevin Spacey,
Prot en la película K-PAX (2001) de Iain Softley, consigue su propósito. Lo que
se puede decir es que en el momento del estreno de la cinta, a este pajarito
azul aún le faltaban cinco años para nacimiento del boom en el que se ha
convertido hoy Twitter.

Parece que el vuelo del pájaro azul sigue una ascensión imparable. Tal
es así que él en sí mismo es medio y fin. «Twitter está de moda y es noticia»,
afirma Amparo López Meri, profesora de Comunicación en la Universidad Jaume I.
Claro que no todo en él son luces. Muchos especialistas advierten
del problema de contrastación que descansa tras el aluvión de información que
emana de Twitter. Aún con ello, «un periodista que no quiera estar en Twitter
es como el que hace 10 años no quería tener móvil para no estar localizado»,
apunta Nacho Escolar, director de eldiario.es.
Experimento
Experimento
A modo de encuesta experimental, escribí en mis redes sociales:
«Agradecería tu testimonio sobre cómo te ha cambiado la vida 'esto'». No
desvelaré su identidad por respeto, pero más allá del ejercicio periodístico,
la respuesta desde el prisma humano fue rotunda: «Me permite denunciar en muchos
casos las injusticias normales de la vida»; «Ha significado reencontrarme con
gente de la que no pensaba volver a ver»; «Acabé comiendo en casa de Mario
Conde y la experiencia fue de lo más gratificante».
De las muchísimas respuestas que recibí, me quedo con la siguiente: «Imagina que vives en un pueblo de mentalidades cerradas (...) y un día descubres que puedes comunicar, expresar, reír, llorar. En definitiva, que desde tu silla puedes 'vibrar'». Y vibrando me di cuenta de que todo ello es una metáfora en sí misma. Twitter significa gorjeo, que es la vibración que produce la voz en la garganta, según la Academia.
Finalmente, y después de haber visto cómo Twitter ha cambiado la forma
de hacer periodismo, de contar lo que ocurre en este 'loco mundo', y más
importante aún, la de relacionarnos, a mi memoria viene Enrique Heine cuando
dijo: «La verdadera locura quizá no es otra cosa que la sabiduría misma que,
cansada de descubrir las vergüenzas del mundo, ha tomado la inteligente
resolución de volverse loca».
Con ello, comprendo finalmente la excitación de los visionarios
internos del siquiátrico gritando al unísono: ¡UN RUISEÑOR AZUL! ¡ES UN RUISEÑOR AZUL!
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